En diciembre mi amiga Raquel decidió casarse 🙂 y por supuesto como toda novia tuvo sus alfileres para regalar a sus invitadas.
Como se puede ver son pocos alfileres porque la boda fue intima.
Esta vez también jugué con los colores que llevaría la novia, ya que su vestido sería corto en un rosa claro, llevaría un abrigo en blanco roto y el ramo de novia serían unas rosas en tono beige. De ahí el tono rosado de la cala, el blanco de las plumas y el tono beige del lazo. Esta vez las plumas las puse porque me apetecía mucho poner algo nuevo, que le diera un toque diferente (como se puede ver en cada uno de los alfileres que hago, siempre procuro que tengan un toque diferente los unos de los otros) y sobre todo porque las plumas me gustan mucho, para que nos vamos a engañar :-).
Al ser poca la cantidad de alfileres que tenía que hacer, esta vez decidí ponerlos en una cajita de madera con asa superior, otro toque diferente ;-). La pinté de color nácar y la barnice. Creo que la idea de la caja está bien porque cuando terminas de regalar los alfileres, quitas la espuma donde van clavados y tienes una cajita para tus joyas o lo que quieras meter :-).
Lo importante es que Raquel no sabía nada de que le estaba haciendo estos alfileres para su boda 😉 y cuando se los dimos la hizo mucha ilusión, además de que la gustaron mucho cosa bastante importante.
Podemos decir que así tendrá un bonito recuerdo de ese momento (uno más lógicamente, que como es normal toda su boda es un bonito recuerdo) y de nosotros.
Solo desearos una vez más que seáis muy felices y para siempre.